Un
opresivo silencio se había adueñado de todo el lugar y él extrañó los sonidos
naturales de la noche. La lluvia había dado una pausa y dejó detrás de sí el
ambiente fresco y melancólico; un ligero estremecimiento lo recorrió por
completo dejándole una sensación de mal presagio, pero su instinto se encontraba adormecido por el cansancio de un
día de trabajo arduo, y sin tomar en cuenta el desasosiego de su alma entró a
la casa para descansar.
Pasadas
algunas horas un fuerte crujido lo despertó. En estado de alerta y ya de pie en
la habitación intentó encontrar la causa de que a mitad de la noche, se
escuchara la inusual algarabía de
cientos de pájaros en pleno vuelo, y fue cuando la tormenta desató su furia
golpeando con fuerza, sacudiendo todo. Tiempo después, volaba como antes los
pájaros. La casa con él adentro, caía entre avalanchas de lodo, ramas rotas y
troncos de árboles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario